Enrique Guinea/Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz
En la fotografía antigua de Enrique Guinea vemos, en la parte izquierda, la casa “del inmenso portal casi cuadrado” citada por Becerro de Bengoa en su trabajo Vitoria a principios de siglo (se refiere al XIX). Ese edificio de la calle Correría, que se debiera llamar Correería por su etimología de correa, conocido como el Portalón estaba en estado ruinoso hasta que en la década de los cincuenta del siglo XX fue restaurado por la Caja de Ahorros Municipal. En la parte derecha, las casas derribadas donde actualmente está la plaza de la Burullería, fruto de la rehabilitación de esa zona del casco medieval según proyecto de los arquitectos José Luis Azcárate y Luis Navarro con la colaboración de la también arquitecto Isabel Martí. En ellas hubo un estanco y la taberna de Alfonso Martitegui, esta última en la esquina con la calle Chiquita.
A la hora de elegir el nombre para el espacio resultante de la profunda transformación realizada en la década de los ochenta, se quiso recordar un antiguo barrio gremial allí existente. Ese nombre ha sido y sigue siendo objeto de diversas controversias con opiniones para todos los gustos. La elección no era fácil: Brulleria, Barulleria, Burulleria, Burelleria… eran nombres a tener en cuenta por su aparición en diversos documentos y publicaciones. Era un barullo de nombre. En esa época, Pilar Aróstegui, archivera municipal ya fallecida, publicó un interesante artículo sobre esa denominación y su origen, publicado en el Boletín de Información Municipal correspondiente a Mayo-Agosto de 1984. En él hace tanto citas históricas como etimológicas. Veamos un resumen de esos y otros datos. En un libro publicado en 1863 titulado Reseña histórica del antiguo obispado alavense se puede leer la expansión de la villa en el siglo XIII, con la creación en dos épocas distintas de las seis primeras calles quedando despoblado el sur y el norte. Menciona que la parte norte no tardó en poblarse, tirándose la muralla y dándole a esta nueva población los nombres de Burulleria y Barrencalle.Según esto, el barrio de la Burullería dataría del siglo XIII. Tomás Alfaro en «Vida de la Ciudad de Vitoria» también la cita pero escribiendo, quizá por confusión, «Barullería» en lugar de «Burullería» y desplazándola al lugar «luego llamada Barrencalle y, por fin, Barrancal». También la trata como calle de corto trecho y no como barriada.
José María de Azcárate al hablar de la Catedral de Santa María en el Catálogo Monumental de la Diócesis, cita un documento en el que figura que en 1540 se abre en la Colegiata la «Puerta de la Brullería». El mismo año, nos desvela Pilar Aróstegui, figura en el libro del Concejo de la Ciudad un acuerdo para empedrar la calleja que sube desde la «Burellería», esta vez con «e», hasta la Villa de Suso. Esta denominación es de origen gremial. Hay varios documentos del siglo XV, donde figuran las profesiones de «burulleros» o «brulleros». Sobre el significado de la palabra, Resurrección María de Azkue, en su diccionario Vasco-Español-Francés, cita la palabra Buruile como el lino más ordinario, en euskara vizcaíno de Orozco. Koldo Mitxelena recoge en el suyo la acepción de Azkue, pero amplía el significado a la voz «burullería», del vocabulario navarro, definiéndola como la artesanía de tejer paños, telas bastas y sacos. También dice que procede de la antigua lengua charlina o romance occitano que se hablaba en el primitivo Burgo de San Cernin, en Pamplona, habitado por francos procedentes del Bearn.