La antigua Plaza de Bilbao

May 16, 2009

GUI III-008.14 Plaza de Bilbao. Autor, E.Guinea. AMVG

Enrique Guinea/Archivo Municipal

   

 Correos (Antigua plaza de Bilbao)

La construcción de la Plaza Nueva, entre 1781 y 1791, y el derribo del primitivo Hospital de Santiago o de Nuestra Señora del Cabello, previsto a principios del siglo XIX, pero no hecho realidad hasta 1820, dividió esa zona gasteiztarra en tres parcelas claramente diferenciadas: la propia Plaza Nueva, la Plaza Vieja -actual Virgen Blanca- y el llamado Rabal Chiquito o Plaza de San Francisco, según algunos documentos. En 1822, se inauguró el Teatro Principal en el lugar de este último solar que ocupa actualmente el Banco de España. Dos años más tarde, se solicitó línea al Ayuntamiento para la construcción de unas casas en los terrenos que pertenecían a Joaquín María de Ugarte. Esas casas, llamadas de Ugarte,  fueron las que configuraron la plaza que nos ocupa. En el centro quedaba una antigua casa, bastante deteriorada, que era conocida como la posada de «Chivota».

Fernando VII había anunciado que a finales de junio de 1828 iba a realizar una visita a la ciudad de varios días de duración, en su viaje de regreso de Cataluña a Madrid. En mayo, el Ayuntamiento se reunió para programar los actos en su honor. Se pensó organizar unos festejos taurinos, considerando que el lugar más apropiado era esta plaza. Para ello, lo adecuado era derribar la mencionada casa de «Chivota». Para aliviar el coste económico, se solicitó la colaboración de los vecinos de las casas de Ugarte, que salían beneficiados con el remodelado de la plaza. Éstos accedieron y se firmó un convenio conjunto, que luego algunos Ayuntamientos posteriores no respetaron.  La plaza que nos atañe, se usó, como estaba previsto, para los actos taurinos, con el nombre de Plaza de Oriente y con ese nombre se quedó hasta que el 5 de enero se le mudó el nombre por el de Bilbao a raíz del triunfo de los liberales sobre los carlistas en la villa vizcaína.

En 1910, se plantó en el centro un retoño del árbol de Gernika, que vemos en la fotografía antigua.

Rompiendo, como antes se ha dicho, los compromisos adquiridos en 1828, el Ayuntamiento cedió al Estado en 1915 un solar de 850 metros cuadrados en la Plaza de Bilbao para la construcción del edificio de Correos y Telégrafos. Tras muchas complicaciones, el edificio se hizo realidad, inaugurándose en agosto de 1928. Las casas de Ugarte, es decir los edificios de la plaza, quedaron relegados a un angosto callejón, manteniendo el nombre. Su derribo al año siguiente supuso la desaparición de hecho de la Plaza de Bilbao.


El campo de Lakua

May 16, 2009

GUI V-02.14 Hangar Garnier. Autor, E.Guinea. AMVG

Enrique Guinea/Archivo Municipal

 

Hangares de Lakua (Toki Eder-San Prudencio)

Un francés afincado en San Sebastián, Leoncio Garnier, puso sus ojos en un campo conocido como de Lakua para crear una escuela civil de aviación. En él, en 1909, se había intentado construir y poner en funcionamiento un biplano y en 1911 y 1912, se había utilizado para hacer exhibiciones aeronáuticas. En enero de 1913, el citado personaje que actualmente tiene una calle dedicada en nuestra ciudad, solicitó al Ayuntamiento que se le construyese un hangar y otros beneficios en materia de impuestos, comprometiéndose él a mantener durante seis años la escuela, consiguiendo la aprobación de sus peticiones. Tras la llegada de un monoplano «Blériot», el siete de marzo se realizaron los primeros bautismos de aire al precio de doscientas pesetas, los forasteros, y cincuenta, los vecinos. El día dieciséis se inauguróla escuela con la bendición de los hangares y los aparatos por parte del obispo, José Cadena y Eleta, tras la celebración en las campas de un partido de fútbol entre los equipos «New- Club» y «Guipúzcoa». Los hangares que se ven en la fotografía antigua estaban situados entre las actuales calles Duque de Wellington y Pedro Salinas, aproximadamente donde se halla el polideportivo del Colegio de San Prudencio y la Ikastola Toki Eder.

La escuela estaba en marcha. Solo faltaban los alumnos. Se apuntaron Floro Linacero, Blanco, Hernando y uno apodado «El asturiano». Leoncio Garnier, no pudo comenzar las clases. El doce de abril, viajaba a Canarias contratado para realizar viajes. El aviador vitoriano, Heraclio Alfaro, se quedó al frente de la escuela junto a otro aviador apellidado Tixier. A finales de abril, comenzaba a funcionar. El once de mayo, Garnier sufrió un accidente en Canarias y regresaba aquí  la semana siguiente. Esta escuela, que aparece en la fotografía de Enrique Guinea, duró hasta el año siguiente, quedando el campo como aeródromo. En él, Heraclio Alfaro vio cumplido uno de sus sueños: volar sobre la tierra que le vio nacer pilotando un aparato por él inventado y construido en una lonja de la calle Florida. Sucedió en la tarde del 22 de junio de 1914, tras un año de trabajo y estudios . Voló sobre la ciudad a quinientos metros de altura y aterrizó en Lakua apagando el contacto y planeando. Este avión fue el primero construido con éxito en el estado español.

La defunción de Lakua como campo de aviación la firmó la creación en 1935 de un nuevo campo de aviación llamado José Martínez de Aragón y, después, General Mola en el término de Zalburu, Sarburua o Salburua, como se conoce el barrio en la actualidad en él construido.


La Plaza de Abastos

May 15, 2009

THO 013 Plaza de abastos, ca 1910. Autor, anónimo. AMVG

Anónimo/Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

 

Plaza de los Fueros (Plaza de Abastos)

Uno de los edificios más añorados por los gasteiztarras es la antigua Plaza de Abastos. Si polémica fue su construcción, no menos polémica, su demolición. Todavía en la actualidad, cuando se habla de museos y de auditorios, muchos vitorianos piensan en el destino que pudiera haber tenido la emblemática edificación.

En 1878, el arquitecto Martín de Saracíbar, en su calidad de Procurador Síndico, presentó un proyecto para construir una plaza pública de abastos, al considerar insuficientes y en malas condiciones los puestos de venta que se hallaban diseminados por la población. La comisión de obras lo consideró como una gran idea, manifestando que se pasase a la comisión de hacienda para examinar los recursos para llevarla a cabo. El lugar elegido para la construcción era la plaza de la Independencia, que en esa época limitaba con la de Bilbao y las calles del Resbaladero, Oriente, Portal de Barreras y Fueros.

Habiéndose publicado la noticia en la prensa, diversos comerciantes realizaron una campaña y enviaron al un largo escrito al Ayuntamiento, firmado por 330 comerciantes, para evitar que siguiera adelante el proyecto. Solicitando que las ventas se siguieran haciendo como tradicionalmente se hacían hasta la fecha y que, si fuera necesaria la construcción de la plaza, proponían, como lugar idóneo, la Plaza Vieja (actualmente, de la Virgen Blanca). El proyecto quedó paralizado.

En 1884, Felipe Hernández envía una carta en la que adjunta dos planos realizados en Bélgica por el ingeniero Joseph París como proyecto de un mercado cubierto sobre columnas de hierro y fundición. El proyecto fue rechazado. Igual suerte corrió otro proyecto presentado al año siguiente por el arquitecto municipal, Francisco de Paula Hueto. Otro proyecto realizado en 1890 por Jacinto Arregui utilizando el estilo de cristal y hierro también fue rechado. Pero en esta ocasión el Ayuntamiento sometió a debate la ubicación entre las tres plazas: Vieja, Bilbao e Independencia, siendo elegida esta última. Los comerciantes seguían sin estar de acuerdo con la construcción del mercado, si bien las firmas habían bajado a 46 personas

Llegó 1897. El alcalde era Vicente González de Echávarri. Se retoma el asunto y se encarga al arquitecto municipal Javier Aguirre la elaboración de un proyecto de Plaza de Abastos ubicada en la Plaza de la Independencia. Una vez elaborado el mismo, que, al igual que los anteriores, utiliza un estilo moderno, caracterizado por el empleo de cristal y hierro con elementos tradicionales en sus formas externa. El proyecto fue expuesto al público para que expresase sus opiniones a favor o en contra. Vuelve a desatarse la polémica, al igual que en ocasiones anteriores. Se redactaron diecisiete escritos que parecían calcados entre sí. Como las otras veces, se vuelve a insistir en la falta de necesidad y en la ubicación, como mal menor, en la Plaza Vieja. Entre todas las reclamaciones se recogían las firmas de ochocientas cuarenta y una personas. Pero en esta ocasión la operación siguió adelante. El 31 de diciembre de 1899, siendo alcalde Federico Baráibar, la Plaza de Abastos era inaugurada. Curiosamente, grabada en piedra encima de la entrada figuraba el año 1899 y, sin embargo, en unos azulejos colocados posteriormente, que remataban la parte superior de la fachada en uno de los laterales, figuraba el de 1900.Al poco tiempo, en 1901, hubo que proceder a revestir con madera el zinc de la cubierta, debido al mal resultado. A lo largo de la historia, tuvo diversas modificaciones, ampliaciones, apertura de puertas, etc.

El sábado 11 de enero de 1975 abría por últimas vez las puertas al público. El fin de semana los comerciantes trasladaban sus enseres a la nueva plaza en Santa Bárbara, que el lunes 13 abría sus puertas. El 21 de febrero, la plaza estaba completamente derribada.


La estación del «Anglo»

May 15, 2009

YAN 13x18-085.04 Estación de Los Herrán de ferrocarril Vasco-Navarro. Autor, C.Yanguas. AMVG

Ceferino Yanguas/Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

 

Los Herrán (antigua estación)

Muchos recordarán aquel añorado ferrocarril de vía estrecha conocido popularmente como el «trenico». Cuando sonaban las campanadas que marcaban el cambio del año 1967 al de 1968, el popular «anglo-vasco-navarro» pasó oficialmente a mejor vida. Con ello se ponía fin al producto de un ilusionado proyecto que comenzó  a plasmarse en una reunión celebrada en nuestra ciudad el 22 de marzo de 1879.  Concebido inicialmente el proyecto para el trazado Estella- Vitoria-Durango, se constituyó para su realización una compañía denominada  «The Anglo-Vasco-Navarro Railway Company Limited», debido a la participación económica en ella de una empresa inglesa. El 20 de enero de 1887, se inauguraron las obras . El 18 de enero de 1888, la locomotora, llamada «Euskal-erria», hacía una pequeña prueba hasta Betoño, arrastrando únicamente la plataforma freno. El día 20 a la tarde, aniversario de la inauguración de las obras, hacía el viaje inaugural del tramo hasta Betoño (Eskalmendi), estando compuesto el convoy de ocho plataformas. A la vuelta, en los salones de la estación, situada en la actual calle de Los Herrán, se sirvió un «té» y unos habanos, brindándose por la prosperidad de las provincias vasco-navarras. Esa estación fue conocida inicialmente como Vitoria-Salinas,pasando a denominarse posteriormente Vitoria-Ciudad.

En de febrero de 1889, se autorizaba la explotación de la línea Vitoria-Salinas de Léniz. Ese mismo año se paralizaron las obras por problemas económicos. Dos años más tarde, en 1891, se consiguió una prórroga reanudándose las obras momentáneamente. Pero, debido a que mientras tanto se había realizado por otro lado el ferrocarril entre Durango y Zumárraga, hubo que realizar una modificación en la concesión inicial fijando como final el punto de “Los Mártires” para evitar la duplicación de la línea entre Vergara y Durango. Pero la ilusión duró poco. La crisis  de finales del siglo XIX arrastró al joven ferrocarril. que en mayo de 1897 era incautado por el Estado. Las Diputaciones a lo largo de los años realizaron diversas gestiones, pero el asunto estaba estancado. Tardarían 17 años en reanudarse las obras. Pero ese es otro tema


Ese puente ahora peatonal

May 15, 2009

GUI VII-124.10 Ferrocarril. Autor, E.Guinea. AMVG

Enrique Guinea/Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

 

Antiguo puente del vasconavarro

En octubre de 1914, tras intensas gestiones de Eduardo Dato, que era Diputado a Cortes por Álava en Madrid, se reanudaban las obras del ferrocarril vasco-navarro paralizadas en 1897, realizándose un ramal de dos kilómetros desde la estación Vitoria-Ciudad de la calle de Los Herrán hasta una nueva estación gasteiztarra, situada paralelamente a la del ferrocarril del Norte de vía ancha. Por otro lado, se amplió la línea desde Salinas de Léniz hasta Escoriaza. Esto último provocó algunas desavenencias con la Diputación navarra, que felizmente fueron subsanadas. El 25 de Septiembre de 1915, el obispo Prudencio Melo bendecía la estación de Vitoria-Norte. En un tren conducido por la locomotora llamada «Laurak Bat», la comitiva se trasladaba en viaje inaugural hasta Escoriaza. Para salvar el escollo que suponía el ferrocarril de vía ancha en el ramal que unía las estaciones Vitoria-Norte y Vitoria-Ciudad, se construyó el puente que vemos en la fotografía. Ese puente se conserva en la actualidad para uso peatonal siendo prácticamente el único vestigio que queda del “trenico” en Vitoria-Gasteiz. Está situado entre las calles Fuente de la Salud y José María de Iparaguirre. En 1923, tras la conclusión de la línea por la parte guipuzcoana, se iniciaron las obras hacia la navarra, inaugurándose la línea Vitoria- Estella el 23 de septiembre de 1927, que en 1929 era electrificada. En 1948, se le añadió el ramal desde Andollu hasta Estíbaliz y el 31 de diciembre de 1967 hacía su último viaje.


El Mineral

May 15, 2009

LFM 058I.1(4) Fuente de El Mineral, 24.07.1957. Autor, S.Arina. AMVG

Santiago Arina/Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

 

El Mineral

Eulogio Serdán, cuando relata en «El Libro de la Ciudad» que en 1819 el farmacéutico Gregorio Bañares demostró la calidad de sulfúreas, hidrógeno-sulfuradas de las aguas de la fuente del Mineral, cita que se conocía desde siglos atrás, utilizándose sus aguas en primavera para la curación de obstrucciones y otras indisposiciones. También relata como en el siglo XVIII, había un edificio proporcionado y una persona destinada a servir el agua a cuantos la pidieran. No se sabe cuando desapareció esa casita, pero en la segunda década del siglo XIX ya no existía.

En 1821, el Ayuntamiento realizó grandes reformas en ese terreno. Mientras se estaban realizando trabajos para aislar el manantial de agua dulce del de la medicinal, se descubrió «un banco de mina sulfurosa en las inmediaciones de la Fuente del Mineral». Acto seguido, se encargó al arquitecto municipal, Manuel Ángel de Chávarri, y al Catedrático de matemáticas del Seminario de Vergara, Antonio Ramón de Azcárate, que realizasen un estudio para la utilización del descubrimiento. En el informe, se detallaron los trabajos a realizar para averiguar el rumbo de la corriente y su posible aprovechamiento en el caso de encontrar más agua sulfurosa. El proyecto era ambicioso, puesto que detallaba: «…si se halla en abundancia se podrá revestir y formar baños tan útiles a la humanidad doliente». También informaban que «para poder disfrutar de las aguas con alguna mayor comodidad se deberá reforzar el terreno formando una plazuela con sus asientos de céspedes y plantíos de árboles en todo su recinto». El Ayuntamiento acordó pasar el informe a la Junta de Obras para que a la vista de él dispusiera los trabajos oportunos dando parte semanalmente. La Junta informó que «para dejar con comodidad y limpieza la Fuente Mineral de suerte que los que concurren a beber las aguas gocen de algún descanso en el intermedio que están bebiendo se ha determinado formar una plazuela elíptica con sus gradas de bajada y en su recinto formar asientos». La obra fue realizada por Juan José Arbizu.

Paralelamente, se encargó al licenciado en farmacia, Bruno Méndez, profesor del Hospital Civil de Santiago, un análisis de las aguas.La obrita analítica se presentó, dedicada al Ayuntamiento,. El Consistorio, agradeció el trabajo y procedió a su archivo para tratar en su día de imprimirla y publicarla.

Así quedó habilitada la «Fuente Mineral de Cidorra», nombre con el que aparece citada en la memoria de la Junta de Obras presentada en febrero de 1822 con los trabajos realizados en los dos años anteriores. Cidorra o Zidorra es el nombre toponímico, cuya significación es paseo, del término en que esta enclavado el manantial.

Hasta 1890, estuvo a cargo de la fuente la familia Galíndez durante más de sesenta años. En el intermedio se elaboraron dos reglamentos para su funcionamiento.

El origen del primero, en 1845, fue una queja de que varias personas bebían de un sólo vaso e incluso, en alguna ocasión, de la alcantarilla, originándose alguna disputa con la encargada. Como consecuencia, se redactó un documento con seis normas sobre recipientes, precios, limpieza, etc.

En 1881, se redactó, a petición de Valerio Galíndez, encargado de la fuente, un nuevo reglamento, que era copia del anterior utilizando el nuevo sistema monetario de la peseta. Por lo visto, funcionaban todavía los dos tipos de moneda y surgían algunas discusiones con el cambio.

En 1867, se encargó a la comisión de obras el estudio de una casita para comodidad de los que frecuentaban aquel sitio en busca de aguas. Realizados los planos por el arquitecto municipal, Francisco de Paula Hueto, Aprobado el presupuesto, se construyó  acto seguido. Allí permaneció durante bastante más de un siglo hasta que, como es sabido, fue asolada por un incendio.

Hasta 1905, el principal acceso al Mineral era por un tortuoso camino. Las facilidades dadas por la Marquesa de Villamejor y Augusto Echevarría, propietarios de la mayor parte de los terrenos, hicieron que ese año se hiciera realidad el proyecto de paseo presentado por el arquitecto Javier Aguirre, siendo bautizado con el nombre de Cervantes, ya que en ese momento se celebraba el tercer centenario del Quijote.


La hornacina vacía

May 15, 2009

GUI 1º-167(3) Hospicio, noviembre 1939. Autor, E.Guinea. AMVG

Enrique Guinea/Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz 

 

Capilla San Prudencio

A pesar de los muchos años transcurridos desde la desaparición del Hospicio, todavía es habitual denominar con ese nombre al edificio que ocupa la residencia de mayores San Prudencio entre las calles San Vicente de Paúl, San Ildefonso, Francia y Colegio de San Prudencio. Al comienzo de la década de los ochenta del siglo XX, la existencia del Hospicio era testimonial, puesto que tras unos acuerdos entre el Ayuntamiento y la Diputación, los niños, residuo que quedaba de la antigua Casa de Piedad, habían sido acogidos en el colegio-residencia Nuestra Señora de la Paz.

El edificio primitivo tiene una historia anterior a la instalación en él del Hospicio. El vitoriano Martín de Salvatierra, obispo que fue de Albarracín, Segorbe y Ciudad Rodrigo, había hecho en vida una donación para que a su fallecimiento se fundasen dos seminarios dedicados a San Prudencio: uno ubicado en su ciudad natal y el otro, en Salamanca. Fallecido el benefactor en 1604, hubo algunos pleitos sobre la herencia y el modo de poner en marcha las intenciones del difunto. Al final, en 1638 se iniciaban las obras del colegio y la iglesia, construyéndose en ella un sepulcro para los restos de Martín de Salvatierra con una escultura con su imagen. Se puso en funcionamiento la fundación, pero con el paso del tiempo las rentas no fueron suficientes, se redujeron las clases y en 1777 estaba a punto de desaparecer.

En diciembre de 1777, se creó en la ciudad la denominada Sociedad Caritativa con el fin de fundar una Casa de Misericordia para recoger a los pobres y niños expósitos. Sus ordenanzas fueron aprobadas por Carlos III, pero tuvieron que cambiar el título de Sociedad Piadosa  por el de Diputación de Pobres. Comenzó a trabajar la nueva institución, pero necesitando un local, pusieron los ojos en el Seminario de San Prudencio. Tras diversos problemas debidos a la división de opiniones entre los patrones de la Fundación del Seminario, fue ratificada la cesión en diciembre de 1779 siendo trasladados en marzo del año siguiente los pobres, hasta entonces albergados, entre otros establecimientos, en el Hospital de Santa María y en una casa de la calle Nueva Dentro propiedad del marqués de Gastañaga. Posteriormente, hubo otras ampliaciones, primero hasta la calle San Ildefonso y luego hasta la calle Francia abarcando toda la manzana .

En la portada de la capilla estaba prevista desde su construcción en el siglo XVII, la colocación de una imagen de San Prudencio, realizándose una hornacina para ella. La imagen no se esculpió y la hornacina permaneció vacía durante trescientos años tal como vemos en la fotografía de Enrique Guinea. En esta situación permaneció durante trescientos años, hasta que en 1955 se le encargó a Enrique Sáez su realización que podemos contemplar actualmente.


Santo Domingo

May 15, 2009

GUI IV-104.05 Convento de Santo Domingo. Autor, E.Guinea. AMVG

Enrique Guinea/Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

 

Antiguo convento de Santo Domingo

Cuando en 1887 se le dio el nombre a la plaza de Santo Domingo situada junto a la actual calle de la Coronación de la Virgen Blanca, se le desposeyó de él a otra plazuela situada al final de las calles Herrería y Zapatería. Sin embargo, hoy es el día que se puede leer en un rótulo pintado sobre otro más antiguo el nombre de la antigua denominación en el palacio conocido como del Marqués del Fresno, al final de la Zapatería. En esta plazuela, conocida popularmente como de la Leña, estaba la entrada principal del convento e iglesia de Santo Domingo.

Una idea de su ubicación nos la da la vieja fotografía de Enrique Guinea. En su parte izquierda, se ve el final del murete de la plazuela de la Fuente de los Patos y en la derecha, el inicio de la fachada del palacio del Marqués del Fresno. La extensión del convento era enorme. Se iniciaba al final del antiguo Campo de los Sogueros, abarcando toda la última manzana impar de la calle de la Fundadora de las Siervas de Jesús, el centro cívico Aldabe, y prácticamente todo el primer tramo izquierdo de la calle Portal de Arriaga, terminando, más o menos, frente a la calle del Cubo. También ocupaba la calzada utilizada actualmente por los vehículos en Portal de Arriaga.

El convento de Santo Domingo fue fundado, aproximadamente, en 1225. En el siglo XVI se construyó una nueva Iglesia. Posteriormente, se hicieron obras complementarias quedando una iglesia de tal valor artístico, que un cronista del siglo XVIII se asombraba de cómo, con sólo limosnas, pudiera hacerse una iglesia tan suntuosa que… dejaba atrás a casi todas las de la Orden.

Pero llegó el siglo XIX y, con él, las guerras carlistas. En 1833, tras la batalla de Peñacerrada, el general cristino, Sarsfield, entró en la Ciudad y ordenó la evacuación de los conventos para alojar a las fuerzas militares. No se debió cumplir la orden, puesto que al año siguiente la tuvieron que reiterar, siendo abandonado el convento por los frailes. Ya no lo volverían a ocupar. El Gobierno consideró que no era digno de ser conservado por su mérito artístico, y que reportaría, sin embargo, beneficio para la ciudad el destinarlo para cuartel. Sin embargo, el uso real no fue tan beneficioso, puesto que se utilizó como polvorín, para disgusto de los vecinos que se quejaron, logrando el Ayuntamiento que en 1853 se trasladase el polvorín a Judimendi. En 1857, el ejército accedió para que sirviera de cárcel, hasta que se habilitó en 1861 la construida en la calle de la Paz. En 1865, el Capitán General consideró que la ubicación del Hospital Militar en el convento de San Francisco no reunía las condiciones sanitarias necesarias al hallarse tan céntrico, por lo que decidió trasladarlo al de Santo Domingo, situado en el extrarradio. Allí permaneció hasta el 31 de julio de 1897, fecha en que se inauguró un nuevo Hospital Militar en la actual calle Comandante Izarduy. El convento, en estado ruinoso, emprendió su recta final. La Comisaría de Guerra, al año siguiente, optó por la demolición de los muros Sur y Este, para lo que convocó la oportuna subasta, que no dio resultado, teniendo que recurrir a una segunda. Ignoro el resultado de ella, pero el destino de Santo Domingo estaba marcado y era irreversible.

En 1916 se firmó un convenio entre el Ayuntamiento y el ramo de la Guerra. El Consistorio se comprometió a derribar la edificación, librar el terreno de escombros y vallarlo, a cambio de poderse llevar el material utilizable. En el jardín de entrada de la Residencia de San Prudencio podemos ver en la actualidad un arco del claustro. Derribado el edificio, quedaban los terrenos. En 1931, se firmaban las escrituras por las que el solar pasaba gratuitamente a propiedad del Municipio, con la condición de realizar en él un parque infantil. En plena guerra civil, en 1938, Auxilio Social propuso construir una Guardería Infantil y Jardín Maternal a ocho municipios que cedieran, gratuitamente, 3.000 metros cuadrados de terreno. Vitoria se acogió al proyecto. En parte del terreno no cedido fue muy popular un frontón público construido por el Ayuntamiento en 1942. En 1994, se elaboró el proyecto del centro cívico «Aldabe» en el terreno ocupado por la guardería. En el intermedio, desde 1983, el edificio se usó como «Centro preescolar Santo Domingo» y, más tarde, como sede de la ikastola «Alde Zaharra Bambi», hasta su traslado a Beato Tomás de Zumárraga

 

 


La plaza de Lovaina

May 15, 2009

LFM 244.1(2) Calle Luis Heintz, 13.11.1960. Autor, S.Arina. AMVG

Santiago Arina/Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

 

Plaza Lovaina

La plaza de Lovaina, lugar donde confluyen seis calles, constituye un punto neurálgico en las vías de comunicación de la ciudad. En el siglo XIX, al final de la calle de la Magdalena comenzaba el camino de Bastiturri, hoy Adriano VI, que terminaba en el camino de Zuazo, aproximadamente en el actual cruce con la calle Serafín de Ajuria. Hasta la construcción del colegio de las Ursulinas, los edificios más notables de la calle eran el convento de las Brígidas, en el lugar que ocupa la nueva catedral, y la tintorería fundada en 1820 por Dámaso Villanueva Ruiz del Regato. En julio de 1890, el superior de los Marianistas, que estaban instalados desde el año anterior donde está el actual Centro Cívico «El Campillo», firmó las escrituras de compra de unos terrenos entre las calles de Castilla y Magdalena. Dos meses más tarde compraron la casa número cinco de la calle Magdalena que a partir de 1948 sería el número uno de Adriano VI al dar ese nuevo nombre a uno de los tramos de la calle primitiva. En noviembre de 1890, los Marianistas abandonan el Campillo, trasladando el colegio a esa casa y la comunidad a otra existente en la calle Castilla. En mayo de 1891, comenzó la construcción del nuevo colegio, terminándose al año siguiente. Es la parte del colegio actual paralela a la calle Micaela Portilla. La casa de la calle Magdalena, luego Adriano VI, pasó a ser noviciado. En un principio el edificio se componía de planta baja y primer piso, levantándose en 1925 un segundo piso similar al inferior, quedando la casa como la podemos ver en la antigua fotografía de Santiago Arina. En 1953, se estableció en ese edificio la primera residencia de Aprendices de las Escuelas Diocesanas, encargándose de la ropa y la cocina una pequeña comunidad de religiosas de la Compañía de María, que vivían en la propia casa. En 1956, la residencia se trasladó a la calle Fray Zacarías Martínez a la finca perteneciente al palacio Escoriaza-Esquibel. Las monjas siguieron en la casa de la calle Adriano VI. En junio de 1960, se le da nombre a la Plaza de Lovaina y comienza su urbanización. Debido a estar incluido en el proyecto la casa y el cobertizo existente detrás, se procede al derribo en los dos últimos meses de dicho año, construyéndose en la calle Luis Heintz el año siguiente un nuevo edificio denominado «Betania» para residencia de las religiosas con acceso por la propia plaza de Lovaina. El nombre de esta plaza se debe a que Adriano VI, que recibió la noticia de su elección como Papa estando en Vitoria, fue vicecanciller de la celebre universidad de dicha ciudad belga.

 

 


La casa de los Isunza

May 15, 2009

GUI 2º-062.1(2) Casa en la actual zona del barrio de Arana, setiembre 1942. Autor, E.Guinea. AMVG

Enrique Guinea/Archivo Municipal de Vitoria Gasteiz

 

Arana (lugar donde estaba el merendero)

En el Libro de Álava de Ricardo Becerro y de Bengoa, escrito en 1877, podemos leer: «al pie de la altura está el barrio de Arana, formado por cuatro o cinco casas de labradores y por medio del cual pasa la carretera de Navarra. Este barrio regado por un arroyo tiene un extenso campo lleno de arbolado y con una antigua casita de recreo.

La antigua casa de recreo citada por Becerro y de Bengoa es la que figura en la fotografía realizada por Enrique Guinea. Tenía un escudo perteneciente a la familia Isunza, una de cuyas ramas se estableció en Vitoria, proveniente de Bérriz. Según relata también Becerro Bengoa en su trabajo Vitoria a principios de siglo (se refiere al XIX) esta familia tuvo su casa solar en el lugar donde a principios del siglo XIX edificó Manuel Echanove la suya en la calle Santa María. La casa de recreo, ubicada en un extremo del campo de Arana, duró hasta el año 1973, y estaba situada nada más rebasar la rotonda existente al final de la calle León en su cruce con la de Andalucía. Adosada a ella había un merendero, disponiendo de bolera y bancos de piedra.

Antiguamente, era típico en época de Cuaresma acudir al campo de Arana a jugar al «calderón». Esta palabra figura en el Diccionario de la Real Academia desde su edición de 1925 como voz alavesa estando definida así: «Juego de muchachos parecido al de la tala». Se juega con un palo pequeño con los extremos en punta llamado, según los sitios, chata, pilocho, gambocho, etc., y otra estaca mayor llamada «calderón» con la que, de un hábil golpe, se eleva el palillo para, una vez en el aire, volverlo a golpear, enviándolo lo más lejos posible, tratando el contrincante de recogerlo antes de que caiga al suelo, para luego tratar de pasarlo bajo una especie de puente hecho por el «calderón» colocado sobre dos piedras. La animación en el campo era grande, estableciéndose puestos de venta de frutas, golosinas, churros, etc. En la década de los treinta desapareció la costumbre que los mayores recordaban con nostalgia.